28 de diciembre de 2012

Recolección y limpieza de los huevos.


Uno se pregunta cuál es la mejor manera de limpiar los huevos. No es tan fácil como podría parecer. Diferentes fuentes dan diferentes opiniones sobre la mejor manera de limpiar los huevos de gallina.
Lo primero es lo primero. Antes de preocuparse por su limpieza, hay que recoger los huevos. Hay cosas que si podemos hacer para asegurarnos de que los huevos que se reúnen estén tan limpios como sea posible, reduciendo de esta manera al mínimo la limpieza que se debería hacer a posteriori.
Debemos mantener las cajas nido bien “emplumadas”. Hay que asegurarse de que las cajas nido tienen suficiente cantidad de virutas o paja. Si nos encontramos excrementos, limpiarlos bien a la hora de recoger los huevos y volver a colocar la paja o virutas. Del mismo modo, si una gallina ha roto un huevo, limpiaremos el desorden a fondo, quitando toda la paja o viruta mojada o sucia. Esto evitará de igual manera que alguna gallina se coma el huevo roto y pudiera volver a caer en la tentación de comerse otro en cuanto tuviese ocasión.
Recogeremos los huevos temprano y con frecuencia. Una de las principales razones de huevos rotos o caca en los nidos es si les permite sentarse durante la noche en las cajas nido. Esto cuando sucede es complicado erradicarlo, pues algunas gallinas parecen preferir  posarse sobre los bordes de las cajas nido que en los posaderos. Normalmente sucede por la falta de espacio, si es así intentaremos racionalizarlo aumentando el número de posaderos o reduciendo el número de gallinas. De no hacerlo, durante la noche defecaran sobre las cajas o los huevos, si los hubiese.
Aprender a limpiar los huevos de forma adecuada es clave para proteger a los embriones de posibles infecciones durante la incubación, o lo que es peor, si son utilizados para comérnoslos el ahorrarnos el disgusto de alguna infección alimenticia
Si eres nuevo en la cría de gallinas para comercializar huevos, el cómo limpiarlos es, probablemente, la gran pregunta. A la hora de vender los huevos  necesitamos estar muy seguros de que están limpios, seguros y atractivos para los compradores.
Antes de sumergir los huevos recién recogidos en agua, espera. El agua en realidad hace que los poros de la cáscara del huevo dejen pasar las bacterias que habitan en la superficie de la cáscara. Esto sucede porque los huevos tienen un recubrimiento antibacteriano natural llamado flor, que impide que dichas bacterias traspasen la cáscara hacia el interior.
Lo mejor es la limpieza en seco. Si es posible, limpiar en seco los huevos. Esto significa usar algo abrasivo para frotar la suciedad o excremento hasta que el huevo esté limpio. Este método conserva la mayor parte de la pruina. Utilizar una esponja de lijar, esponja o esponja abrasiva tipo “scoth brite” para limpiar en seco los huevos. Hay que asegurarse de desinfectar la esponja que vayamos a utilizar, o lo que sea para limpiar los huevos, de vez en cuando.
Si los huevos tienen demasiada porquería para lavar en seco (a veces conseguir sacar una mancha seca de yema de un huevo roto sobre la cáscara es prácticamente imposible de eliminar en seco), se puede usar agua para limpiarlos. Para ello debemos utilizar agua caliente, a la temperatura del huevo - calor medio, no caliente, pero no tibio, tampoco-.
Nunca sumergir los huevos en agua o dejarlos en el agua.
Otro método consiste en pulverizar los huevos en bandejas o cestas de alambre con agua tibia y dejar que repose para a continuación limpiar con una toallita de papel seca a la vez. A continuación pulverizar con un poquito de lejía diluida en agua. Luego dejar que los huevos se sequen al aire.
Una vez que los huevos estén limpios y secos, ya podemos empaquetarlos. Lo mejor es en las típicas cajas de cartón, colocando en cada una de ellas una etiqueta con la fecha en que fueron recogidos. Guardar en la nevera. Los huevos deberían ser perfectamente comestibles un mes después de haberlos guardado en la nevera.


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