18 de marzo de 2013

Sobrevivir al calor

Aunque todavía no hemos agotado el invierno, no está de más ir pensando en soluciones para épocas del año mucho más calientes. Hay tener en cuenta que las altas temperaturas son muy peligrosas para las gallinas, por lo que debemos estar alerta y tomar las medidas oportunas para asegurar su bienestar, sobre todo cuando el  aumento es repentino. El golpe de calor, el estrés inducido por el calor y la muerte pueden ser el resultado cuando una gallina se ha sobrecalentado.
Yo suelo utilizar la manguera para remojar y refrescar las áreas alrededor de la jaula durante el calor del día, además procuro cambiar mucho más a menudo el agua para que siempre este fresca. El suministro de fuentes de agua adicionales cuando sea posible y el renovar su contenido con frecuencia es una buena idea. También el añadir vitamina C y algún electrólito puede fortalecer la inmunidad, aumentar la tolerancia al calor y aliviar el estrés.

La temperatura normal del cuerpo de un pollo oscila entre 40 y 41º C. Regula su temperatura corporal por la cantidad de comida que ingiere y por el jadeo. En clima frío, una gallina va a comer más para convertir la energía de la alimentación en calor del cuerpo. En clima caliente, un pollo come menos para evitar el aumento de la temperatura corporal. Un pollo no tiene glándulas sudoríparas para enfriar su piel, depende de la evaporación por medio del jadeo para la refrigeración. El jadeo de un pollo en circunstancias anómalas es motivo de preocupación y deben tomarse medidas correctivas inmediatas.

Puesto que un pollo come menos alimento cuando hace calor, es necesario un cambio en la composición de su dieta base, aumentando la proporción de proteína de un 2 a un 4%, compensando de esta manera la menor ingésta de alimento. Para nuestras ponedoras no debemos olvidar el suministrarles calcio en forma de conchilla de ostra, pero nunca directamente en su alimento, ya que debido a los diferentes requerimientos de calcio, el exceso también puede ser muy perjudicial, por lo tanto se lo tendremos disponible para su libre elección. 

Si carecemos de sombra natural en nuestro huerto podemos proporcionar sombra adicional  mediante el uso de lonas, telas sombra y filtros térmicos (cortinillas…) en las ventanas del gallinero si las tuviese.
Otra idea es congelar  botellas de agua y jarras, añadiendo poco a poco el agua congelada o hielo mientras aprieta el sol. También podemos colocar un cubo de plástico o basura  junto a la sombra donde suelen refugiarse del calor, añadiendo botellas heladas en su interior para que los pollos puedan descansar frescos a su lado. 
Nuestras ponedoras y cluecas sufren bastante en esta época, para evitarlo un poco de aire fresco suministrado por un ventilador les aliviará bastante, sobre todo si en medio de la corriente de aire colocamos una botella de agua helada.
Reduciremos las camas profundas de viruta de pino, con tres o cuatro centímetros será suficiente para que no se conserve tanto el calor y pueda traspirar un poco el aire.
Proporcionaremos a nuestras gallinas un área de chapoteo por medio de un recipiente poco profundo de agua. Para las menos atrevidas al baño, regaremos profusamente las zonas de paso, creando charcas y así no les quedará más remedio.  Los baños de polvo también estarán al orden del día, no es raro verlas cavar y cavar hasta que encuentran zonas más frescas bajo tierra.
Por último añadiremos a su dieta gran cantidad de verde, frutas, hortalizas… Esto las ayudará a refrescarse e hidratarse.

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