La castración de un gallo suena como una práctica bastante inusual
si uno no está acostumbrado a tener gallinas, pero antiguamente solía ser muy
común.
Una vez que ha sido castrado, al gallo se le conoce como a un
capón, volviéndose mucho más dócil además de rollizo, mejorando tanto
cuantitativamente como cualitativamente a la hora de comerlo. Aunque para esto
último aún existen discrepancias.
Los capones todavía están disponibles en algunos comercios especializados en aves de corral, aunque cada vez son más difíciles de encontrar. La carne tiene un sabor mucho mejor y es muy demandado por los verdaderos amantes de la carne de pollo.
Los capones todavía están disponibles en algunos comercios especializados en aves de corral, aunque cada vez son más difíciles de encontrar. La carne tiene un sabor mucho mejor y es muy demandado por los verdaderos amantes de la carne de pollo.
La castración se realiza cuando el gallo es muy joven. Hace
que este no desarrolle los rasgos que comúnmente se asocian con los gallos. Las
crestas y barbillas no se desarrollan, dejando al capón con una cabeza en
apariencia más pequeña que la mayoría de los gallos.
La espalda y las plumas de la cola tampoco se desarrollan,
quedándose más cortas. Los efectos de la castración también se muestran en el
comportamiento. El capón pierde su agresividad y pueden mantenerse en grupos o
incluso con las gallinas. No existe peligro alguno de que estos animales luchen
entre sí y causar lesiones. Por cambiar hasta les cambia su forma de caminar.
La energía que el gallo habría gastado en la defensa de su
territorio contra amenazas reales e imaginarias lo convierte cada vez más
grande y más gordo. Los capones asados con altos en grasa, jugosa y húmeda, lo
que hace que puedan bañarse fácilmente en su propio jugo mientras los asamos.
Es por esto que son tan apreciados como aves de carne. Sin
embargo, no son tan comunes ya, debido principalmente a la aparición de razas
especificas de engorde.
La mayoría de los pequeños avicultores simplemente
sacrifican a sus gallos a una edad temprana para que estén tiernos, pero
algunos todavía van más allá y optan por la castración en su lugar.
Hay que tener en cuenta que esto es mucho más difícil que
castrar a un mamífero, ya que las aves llevan sus testículos dentro de la
cavidad abdominal, lo que supone una intervención bastante más delicada.
Cualquier variedad de pollo puede ser castrada, pudiendo
hacerlo preferiblemente entre las dos y las cuatro semanas de edad. Antes del
procedimiento, el ave debe ser tratada con antibióticos y se le quitará la
comida durante las veinticuatro horas anteriores a la intervención.
Ningún aficionado a esto de los pollos debe tratar de
castrar a un gallo hasta tener una cierta experiencia. No es mala idea ir practicando
con aves muertas para aprender a desenvolverse mejor y mucho más rápido. Aunque
pocos, todavía hay gente experta que nos puede echar una mano y enseñarnos la técnica,
sino siempre nos quedará Internet y algún tutorial que podamos descargarnos (Hay algunos muy buenos).
Hay que tener en cuenta que cuanto más joven sea el ave más
difícil nos será encontrar los testículos, evidentemente porque estos son más
pequeños. Deberemos utilizar un kit con todo lo necesario, tanto material
quirúrgico como desinfectante y antibiótico.
Cuando un pollo es castrado por alguien que sabe lo que
hace, el ave parece sentir poco dolor y vuelve a la normalidad rápidamente. Se
puede castrar a un gallo con rapidez y eficacia, pero asegúrate de que sabes lo
que estás haciendo primero.
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